miércoles, enero 26, 2011

La disyuntiva política de los pastores cristianos

Por su vocación y por la naturaleza del mensaje que anuncian, los pastores desarrollan su trabajo en la base de la sociedad a través de una intervención en las relaciones familiares, la formación de valores y el rehacer el entramado social haciendo a un lado la preponderancia del dominio. Esa labor, por apolítica que quiera presentarse, incide grandemente en la comunidad.

Es natural que los pastores realicen su servicio público en esas instancias donde se mantiene el lenguaje propio de la iglesia, en que no hay siquiera una distinción entre el trabajo social y la evangelización. Y así debe seguir siendo.

Pero los pastores también son llamados a expresar posiciones en temas tales como el carácter sagrado de la vida, la justicia, el aborto, la eutanasia, la violencia y la corrupción. Estos posicionamientos no serán lo suficientemente serios si no afectan la vida pública y, para eso, se impone la utilización de un lenguaje y una argumentación distintos de los de la iglesia.

Esas posturas se reconocen más fácilmente como políticas aunque las primeras no lo son en menor medida. La iglesia solamente podría alcanzar la apoliticidad (si es que tal cosa es posible) renunciando totalmente a su testimonio. En la medida que la iglesia es más consecuente con su naturaleza y con su misión, mayor será su intromisión en la vida de la polis.

En sociedades más desarrolladas y democráticas, la preocupación por tales temas ha conducido a los cristianos a la formación de partidos políticos, incluso confesionales, que han colocado a pastores en posiciones de poder. Ejemplo de ello es el del pastor Abraham Kuyper, quien llegó a ser el Primer Ministro de Países Bajos, después de una exitosa labor como parlamentario.

Pero, en nuestro país, los políticos se ubican en los lugares más bajos de credibilidad pública. Por el contrario, las iglesias se encuentran en el primer lugar. Así, la peor apuesta que un pastor podría hacer en nuestro país, es la de dedicarse a la política partidaria.

Constitucionalmente, está vedado a todo ministro de culto a ser miembro de partidos políticos, hacer propaganda proselitista y ser propuesto para cargos de elección popular. La única opción para un pastor que se interese en política partidaria es la de renunciar a su función eclesiástica. Y si no fuera ilegal, debería siempre hacerlo por motivaciones éticas.

El pastor cristiano ejerce una mayor influencia política cuando se mantiene separado de la política partidaria, pero pierde toda su capacidad de influencia cuando se pliega a una bandera partidaria. La gran disyuntiva es que el mantenerse fuera de un partido político le hace ser políticamente más eficaz, en tanto que incorporarse a un partido político le anula su capacidad de hacer política.

En nuestras actuales condiciones sociales, las cosas son así. Y lo seguirán siendo mientras no se transforme el poder político en una instancia de servicio, sobre todo, para aquellos por quienes Jesús mostró mayor compasión y dedicación.

Todo esto no implica limitar la participación política partidaria de los cristianos que no son ministros. Por el contrario, son ellos los llamados a convertirse en obediencia a la Palabra de Dios, en los misioneros que traspasen la frontera de la política partidaria para llevar y encarnar las buenas nuevas del reinado de Dios, que han de resultar en la transformación de las maneras tradicionales de detentar el poder.

Esa paulatina pero sostenida transformación permitirá que la percepción pública con respecto a los políticos vaya cambiando hasta alcanzar elevados niveles de aceptación y de confianza, lo cual supondrá mayores y justas exigencias por parte de los electores.

*Pastor general de la misión cristiana Elim.

jueves, enero 20, 2011

La politica y la iglesia actual

Hay una seri de opiniones entorno a la postura que la iglesia cristiana como tal debe tomar con ralcion de la politica, pero jesus mismo dijo lo suiguiente Mas ¡ay de vosotros, fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario hacer, sin dejar aquello (11:42), en la actualidad y bueno porque no decir desde hace mucho tiempo la iglesia cristiana se a mantenido al margen de la politica, creyendo que la no se deben imvolucrar, evandiendo una enorme responsabilidad que como hijos de JEHOVA tenemos, a lo mejor tu puedes decir en ningun momento Dios nos dijo que intervinieramos en la politica, pero eso es algo muy errado, tal y como vemos en el versiculo mencionado anteriormente, jesus mismo nos mensiona que no debemos pasar la justicia y el amor de Dios por alto (, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios) y que mejor manera de practicar la justicia de de Dios si no participando el la politica, la vida como hijos de Dios implica todas las areas de nuestra vida y no solo lavida espiritual, cuando Dios hiso la tierra puso al hombre sobre toda la tierra, para que la gobernase, y por que poner a  nuestra nacionen manos de personas no cristianas, elos en su gran mayoria no estan en las condiciones para gobernar, pensemos, quien tiene una mejor vida, y me refiero a la toma de deciciones(mejor decicion) un cristiano verdadero yeva una vida recta lo cual lo pone en una condicion de ejemplo a seguir, una persona ejemplar dicho en otras palabras, esta condicion permitiria que una persona con esa cualidad esta enormemente capacitada para tomar deciciones correctas claro con la ayuda de de Dios, por lo tanto es nesesario que los hijos de Dios empesemos a ser parte de la politca a ser una lus en medio de tanta corrupcion que vive la politica actual, donde no se practica la justicia ni el amor de Dios, es momento que no nos limitemos a una vida en la cual solo nos preocupamos por asistir a una iglesia y/o a evangelizar de la manera tradicional, la polita si es dirigida por verdaderos cristianos sera exelente, no evadamos el llamado de Dios,




pdt: Espero te guste  entiendas esta publicacion, es mi primera publicasion de este tipo, deja tu comentario  y ayudanos a mejorar este blog, dinos de que tema quieres que hablemos, recuerda es tu espacio.
att: Josue Daniel Aguirre

sábado, enero 15, 2011

La política como campo misionero

Existe un estereotipo relacionado a los misioneros que nos hace imaginarlos como personas que van a lugares, a veces lejanos, con el propósito de evangelizar a quienes no han escuchado el evangelio. Por eso, la idea de considerar la política como campo misionero puede resultar extraña o inquietante.



Pensando las cosas, el cristiano que decide hacer de la política una parte importante de su diario esfuerzo podría convertirse, y así Dios lo desea, en un portador de las buenas nuevas para quienes se mueven y trabajan en ese campo. El convertirse en un misionero no lo establece la sola presencia o incursión del cristiano en la plaza pública. Tampoco implica, necesariamente, que quienes son activos en el quehacer político no hayan escuchado antes del evangelio. Reducir la evangelización a la presentación de Jesús como salvador del alma es bastante reduccionista y no hace justicia a los contenidos del mensaje de Dios para la humanidad.



Evangelizar es dar a conocer el evangelio, las buenas noticias. Hay buenas noticias de Dios para el mundo de la política. Hay bases teológicas y éticas sobre las que se debe articular el ejercicio ciudadano de los cristianos cuando participan en los movimientos sociales y en los partidos políticos. Hay fundamentos bíblicos que deben modelar la práctica política de los cristianos cuando se encuentran en los espacios de poder.



Al incursionar a una vida más activa en política, se comprende que existe una diferencia entre hacerlo por los motivos tradicionales y hacerlo con un propósito misionero. La diferencia queda establecida desde el inicio. Pero la experiencia reciente de los evangélicos los presenta más como actores que como sujetos políticos. Muchas veces su gestión no ha sido ni distinta ni mejor que la mayoría de los políticos tradicionales.



Como en toda misión, los cristianos deben poseer un llamado divino, un conocimiento del campo al que se dirigen y un entrenamiento para compartir eficazmente el evangelio. Siempre se ha considerado que el llamado es el elemento más importante para el éxito en la misión. Muchos cristianos pueden sentir atracción por la política, y algunos partidos políticos pueden entusiasmarse con la idea de tener a un cristiano influyente en sus filas, pero sólo los llamados son quienes cumplirán satisfactoriamente la misión. Los llamados no deben temer cruzar la frontera de la política activa porque se puede tener presencia sin afectación, pero no se puede tener afectación sin presencia.



El llamado también debe conducir a una preparación que relacione al misionero con su campo de acción futura. Las buenas intenciones, el lenguaje religioso y los sentimientos espirituales no son suficientes. La posesión de una cultura general amplia, el manejo de información objetiva, la capacidad de realizar análisis de coyunturas, el dominio y especialización en una o más áreas del conocimiento y una formación bíblico-teológica adecuada son indispensables para el misionero.



Además, quien va, no debe realizar su tarea de manera aislada. De la misma forma que el misionero que es enviado necesita de una base de apoyo, quien incursiona en la política activa necesita de un equipo de ayudantes que le asesoren, le alienten, le aconsejen, le exhorten y oren por él. La rendición de cuentas es importante no sólo ante la ciudadanía en general sino también ante aquellos que forman su núcleo de apoyo y consejo.



El entrenamiento para compartir eficazmente las buenas nuevas en el campo de la política requiere un esfuerzo de formación bíblica y teológica, que debe ir más allá de la formación que se recibe en los servicios ordinarios. Eso, si en verdad se desea ser sujeto de cambio.